La cumbre escarlata
La cumbre escarlata
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Si van a esta entrada, les estuve hablando de la película que vi justamente hace poco a esta reseña. Me enteré del libro adaptado a la película, y corrí a buscarlo porque la película me fascinó como no tienen idea. Y exactamente duré unos dos días leyéndolo, así de bueno estuvo, no fue tan difícil tampoco ya que obvio vi la película, fue como verla de nuevo así que la lectura fluyó.
¿De qué trata La Cumbre Escarlata, se preguntarán?
Todo comienza en Buffalo, Nueva York, cuando la joven escritora Edith Cushing (Mia Wasikowska como la Edith adulta, y Sofia Wells como la Edith joven en la película) recibe la visita del fantasma de su madre advirtiéndole que tuviera cuidado con la Cumbre Escarlata. Pasan los años en los que Edith decide olvidar aquel tenebroso recuerdo y enfocarse en sus historias de misterio. Luego de un rotundo rechazo de su manuscrito, Edith visita la oficina de su padre en donde se topa con sir Thomas Sharpe (Tom Hiddleston en el film) quien llega de Inglaterra para buscar promoción y apoyo financiero a su negocio familiar. Hubo un flechazo en ambos, que logra que Thomas preste atención a Edith en vez de Eunice McMichael, la joven a la que estuvo cortejando y quien es también hermana de Alan, mejor amigo de la infancia de Edith y eterno enamorado de ella. Receloso de la familia Sharpe, Carter Cushing, padre de Edith, decide contratar a un detective para que investigue el pasado de los Sharpe, y lo que descubre, le incita a obligar a Thomas romperle el corazón a Edith y largarse con su hermana de America. No obstante, a pesar de que Thomas le cuenta la verdad de su marcha a Edith, el padre de esta es brutalmente asesinado, por lo que toda la herencia queda en sus manos. ¿Lo siguiente? Ella se casa con Thomas, convirtiéndose en la nueva Lady Sharpe.
Llegando a Cumbria, situada en Inglaterra, la pareja de recién casados llega a la mansión en ruinas de los Sharpe, Allerdale Hall. Allí, Edith comienza tener terribles apariciones que la incitan a abandonar la mansión, criaturas fantasmales que le dicen que muertes horribles tuvieron lugar en esa casa. No con eso, va notando las extrañas actitudes de su esposo y en especial, en Lucille (Jessica Chastain en la película). Poco a poco, Edith se va dando cuenta de que le espera un horrible futuro en La Cumbre Escarlata, tal y como el fantasma de su difunta madre le advirtió en dos ocasiones antes de la trágica muerte de su padre.
¿Quién mató al padre de Edith? ¿Qué ocultan los Sharpe? ¿Qué terribles sucesos ocurrieron en Allerdale Hall, conocida por el pueblo como La Cumbre Escarlata?
Estoy jodidamente tentada a contarles todo, así que a partir de aquí habrá SPOILERS. No permito quejas.
Iré primero con la ambientación, tanto del libro como de la película, y fue maravillosa. El montaje de Bernat Vilaplana, junto al diseño de producción de Thomas E. Sanders dio un toque gótico, mágico y fantástico a la película. Cosa que Nancy pudo captar bien en la versión escrita. Y no nos enfoquemos en los escenarios en el Buffalo del siglo XIX, sino a los de la Inglaterra, específicamente en Cumbria. Lo más impactante fue Allerdale Hall, la mansión en ruinas de los Sharpe, completamente rodeada por la nieve y con el camino de arcilla roja, de un rojo escarlata por el cual recibe su nombre. Fue un perfecto trabajo de escenario, ¿y del vestuario? Si bien detesté parte de los vestuarios de Edith por esas mangas abombadas en los hombros, el resto del diseño de los trajes fue exquisito, con colores muy hermosos. Quizás uno de mis vestidos preferidos fue uno de satén dorado que Edith usó en dos ocasiones, si no mal recuerdo, y otro, igual de satén, pero en color champaña que usa durante la cena en la casa de los McMichael. El vestuario, a cargo de Kate Hawley, fue exquisito.
Ahora, la trama, que es lo que nos importa en sobre manera también.
Primero basta decir que la dirección, el guión y el trabajo de los actores fueron impecables. Me encantó de principio a fin, pero la trama... Uf. Voy a destacar que hubo partes en la película que me sentí confundida. Vale, comencemos por el hecho de que uno cree que Thomas asesinó a Carter Cushing, sin embargo fue Lucille. Y hay que destacarlo una y otra vez: Lucille es la titiritera de todo esto, de todo el plan.
En el libro se nos muestra que la familia Sharpe no fue la imagen de la familia perfecta. Ni James Sharpe o Beatrice Sharpe supieron dar el amor que unos niños como Lucille –la mayor– y Thomas –dos (2) años menor que Lucille– necesitaban. ¿Qué ocasionó? Que ellos mismos se brindaran amor entre los dos, pero al punto de ser enfermizo. Sí, esta trama tiene incesto. Lucille fue la causante de que su padre James muriera al alterar la montura de su caballo y provocarle que se rompiera el cuello (bueno, si tu padre te pega con un fuste totalmente enloquecido hasta marcarte cruelmente la piel, quizás pienses en esa posibilidad si te vas volviendo tan enloquecida como él o si desarrollas una vena sanguinaria y asesina como la de Lucille) y, años más tarde, fue la causante de la muerte espantosa de su madre al destrozarle el cráneo con un cuchillo de carnicero mientras se bañaba. Ambos fueron separados hasta que tuvieron edad para regresar, pero totalmente cambiados. Fue entonces donde Lucille ideó un plan para devolver a su familia la gloria y la riqueza que los Sharpe alguna vez tuvieron, pero eso no va a cambiar el pasado ni lo que piensa el resto de las personas que supieron de los terribles sucesos en esa casa. ¿Cuál era el plan? Buscar mujeres ricas pero solas, sean viudas, sean sin ningún familiar cercano, para que Thomas las sedujera, se casaran con él, luego transfirieran su dinero a Thomas y luego asesinarlas. Cabe mencionar que Thomas quería invertir en su máquina para arcilla, que crearía ladrillos de ese material y fue la fuente de ingresos más importante y principal de los Sharpe, por lo que eran conocidos. Thomas y Lucille lograron su acometido tres veces: en Londres (con una mujer de nombre Pamela Upton, 1887), Edimburgo (con otra de nombre Margaret McDermott, 1893) y Milán (con una italiana llamada Enola Sciotti, 1896). En ese orden. No obstante, y es la base de todo: Thomas está casado. No con esas mujeres, sino con su propia hermana, Lucille, quien no permitía que Thomas intimara con ninguna de esas otras damas. Y no lo hizo...
Excepto con Edith. Edith fue la excepción a todo.
Hicimos el amor. Era amor. Lo era. Lo era. Me amó. Aún me ama.
¿Pero importaba? Era un asesino. Y la mataría.
Thomas no mató a nadie
SÍ AMÓ
Thomas había intentado rescatarla (a Edith). Había querido cambiar. Sin embargo, estaba atrapado en un vals lunático con esa casa y con esa mujer y no podía dejar de bailar hasta que la música dejara de sonar. Estaba maldito y la maldición aún no se rompía.
Lucille celaba mucho a Thomas
pero lo eran
nunca tuvo relaciones sexuales
...excepto con Lucille
el bebé de Lucille y Thomas
—¿Y la mujer italiana? Mataron a su bebé.
Lucille se quedó helada, con la mano extendida a medio camino del fuego. No miró a Edith mientras dijo:
—¿Su bebé?
Sin embargo, Edith vio su expresión sombría, sus ojos llenos de lágrimas. Así que Lucille tenía corazón.
—¿No mataron a su bebé? —Edith insistió con la esperanza de indagar en ese corazón, ablandarlo.
—No, ninguna de ellas cogió con Thomas. ¿No entiendes?
Edith no comprendía. Ninguna de ellas...salvo ella. ¿Y si él no era el padre...?
—¿Entonces?
Lucille clavó la mirada en el horizonte y dejó caer los hombros. Con la mirada en el suelo dijo:
—Era mío.
Edith se quedó sin palabras. ¿Acaso implicaba, acaso sugería...?
—Nació mal. Debimos haberlo dejado morir en el parto. Pero yo... yo lo quería. Ella me dijo que podía salvarlo —endureció su tono de voz—, mintió.
—No —Edith susurró. ¿Lucille había dado a luz al hijo de su hermano? No había creído que podía sentirse más repugnada. Sin embargo, este secreto... todos sus secretos... cuando estuvo con ella...
agridulce
lo amó
la amó
—Debiste haberlo visto de niño —suspiró—, a Thomas. Era tan... frágil, como un muñeco de porcelana. No tenía nada que darle. Nada. Más que a mí misma [...] ¿Sabes cuántas veces fui castigada en su lugar? No soportaba que las cicatrices marcaran su piel hermosa y pálida. Era inmaculado. Perfecto —sonrió como ante un recuerdo.
La Bella y la Bestia
Thomas era prisionero de Lucille
Edith resultó ser la Bella que rompió la maldición
Bestia