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See all4.5 ME ENCANTÓ MUCHÍSIMO! Me reía un montón, y las increíbles similitudes que veía entre Jane y Cal con Vladimir y Uriel me fascinaron.
Nunca juzguen un libro por su portada, eso es seguro. Yo la primera vez que vi este libro no le había dado una segunda mirada y lo dejé ahí para tenerlo “en casos de emergencia”, y no si fuera porque trataba sobre una readaptación de El Patito Feo y necesitaba inspiración para un vídeo justamente inspirado en el mismo cuento, ni lo hubiera leído. Uf, gran error.
Reseña Completa
La historia está narrada, a lo largo del libro, desde dos perspectivas: la de Emmeline y la de Owen, comenzando con ella relatando su nacimiento y crecimiento en las Llanuras hasta el momento de la inundación en la que arrastró todo el pueblo hasta llevarla a Wander, donde conoce a Owen.
Sobre Emmeline, puedo decir que a pesar de pecar de ingenua, es un personaje fuerte que me encantó y valeroso. Emmeline, como todo descendiente de los Kell y habitante de las llanuras, tiene cabello rojo como el fuego y ojos verdes. Debido a su pie izquierdo malformado, Emmeline es considerada una paria, quizás la única de su gente que la amó fue su madre hasta que murió, pues incluso su padre la trataba con cierta indiferencia pero no parecía odiarla. Cuando Emmeline está en las lecherías Oak y descubre su poder de hacer chocolate, poco a poco conoce la historia referente a los Kell (que no se aclara sino al final). Acaba siendo secuestrada por Peddler, un comerciante ambulante, esperando que la recompensa por Emmeline sea lo suficientemente alta como para entregarla.
La puja crece hasta que es el mismísimo rey Elmer quien ofrece la cantidad de 5,000 (cinco mil) monedas de oro por la lechera, por la aradora, por la chica de las Llanuras, por la misma Emmeline. Ella sufre tal aventura desde el momento en que salió de las Llanuras que la convierte de un patito feo a un bello cisne (que por cierto, el cisne es el emblema real de Anglund); que la convierte en una chica deforme y simplona, a una mujer valiente, fuerte y leal a los que ama, sin importar su malformación que la hacía imperfecta e indeseada.
Por otro lado está Owen, el principal interés amoroso y segundo narrador de esta historia. Owen es habitante de Wander, hijo de lo Oak, dueños de la más grande lechería del pueblo, y amante de las peleas clandestinas. Él es... un gryffindor total. Imprudente, aguerrido, fiel a sus convicciones y, mientras más pasaba tiempo con Emmeline, más enamorado quedaba de ella, importándole poco su pie y cojera. Se culpa por no haberla podido salvar de Peddler, tanto así que decide emprender viaje solo en su rescate lo que le lleva a acabar en los mismo campos de minerales donde está el resto de la gente de las Llanuras, entre ellos el padre de Emmeline, por su, valga la redundancia, imprudencia. Puedo decir que el amor entre Owen y Emmeline fue un poco apresurado y muy plano, pocas veces se nos mostraban, por no decir que casi nunca, las interacciones entre ambos excepto a través de narraciones, pero me gustó el desarrollo del personaje y el personaje en sí.
Voy a destacar a cuatro personajes más, comenzando por Peddler, el comerciante que secuestró a Emmeline e inició toda una subtrama más que en un inicio me aburrió hasta poco a poco hacer que me enamorase de este libro.
En un principio este viejo podría caer mal, lo hace cuando secuestra a Emmeline pero si bien no la trata tan mal como se espera, ni actúa como un villano, Peddler tenía buenas intenciones detrás de sus acciones. Su hija tenía lepra, y eso ya le había desfigurado parte de su rostro, algo de lo que Peddler deseaba ocultarla en una casa hermosa y darle todos los lujos con el dinero de la recompensa que daban por Emmeline. Pero la joven, Lana, murió y ya el hombre no tenía nada por el cual vivir. Me conmovió sus últimos momentos en el libro, tanto que me hizo llorar. Aunque Peddle era un viejo rufián, su amor por su hija era genuino.
Luego está Griffin, un patán que ya he mencionado antes. No voy a decir mucho de él, pero quiero destacarlo bajo las siguientes palabras: si la autora, por alguna loca razón me hubiera dejado a Emmeline con este idiota, definitivamente el libro tendría baja puntuación porque, en verdad, Griffin es un imbécil preocupado solo por las apariencias y ni por un segundo me creí su “cambio de sentimientos” al final del libro. Listo, siguiente. El principe Beauregard, o Beau, hijo de la reina Beatrice y el rey Elmer. Beau es diferente a sus padres, él sí siente preocupación por el reino. Es amable, sensible, muy inteligente e ingenioso, pues es un inventor hábil capaz de haber creado un globo aerostático. Cuando lo comprometen a Emmeline, es claro con ella: no compartirán lecho matrimonial y serían amigos, ya que (y es algo que me súper encanto) el querido (y desconocido porque nadie fuera del castillo sabía de su existencia, sí, la reina siente “vergüenza” de él) príncipe es gay y está enamorado de su mejor amigo, el barón de Lime. O-M-G, vaya sorpresa tan encantadora me llevé. Aunque el final urde un plan con Emmeline para finalmente liberar a todo el reino, me hubiera gustado verlo en acción, verlo tomar las riendas de Anglund. Porque sí, el verdadero villano, o villana en este caso, es la reina Beatrice. Descendiente de la reina Margaret, una de las primeras chocolateras y única después de que se ejecutaran a las demás, Beatrice tiene las mismas raíces que Emmeline; Beatrice estaba cegada por el odio a sus humildes orígenes, como Margaret, era ambiciosa, no deseaba la humillación de ser alguien tan insignificante. Beatrice era la cabecilla, la que ordenaba los impuestos, la que tenía al reino en miseria, solo le importaba que ella y su marido se regodearan en lujos y oro. Al final son prácticamente expulsados del reino pero, nah, yo quería que ellos pagaran de otra forma.
La historia en sí es sencilla de leer, entretenida, cálida y tiene esos toques sutiles del cuento del Patito Feo. Suzanne es una autora hábil, aunque a veces pecaba con la narración extensa, debo decir que me encantó cómo creó la historia. El Patito Feo no es un cuento fácil de reimaginar, sin embargo esta mujer lo logró al punto que se vuelve uno de mis preferidos a pesar de los dos fallos que tuvo (el romance y el final). Si quieres leer algo simple entre lecturas, para un fin de semana de relajo, apuesta por este libro.
Oh Dios mío.
Luego subo el review, pero debo decir que me encantó.
[Edit 24/02/2016]
Reseña completa aquí
Primero que nada, voy a tocar un punto algo irritable para mí durante toda la lectura y que me pasa mucho con la fantasía: los p*tos nombres. ¿Celaena? ¿Chaol? ¿Nehemiah Ytger? ¡Pero qué carajo! Durante toda la lectura leía Selina o Calina, Kaol, Nejemayiah, etc. Constantemente tenía que ir a una guía para tratar de leerlo bien “según la autora” o sonaba raro.
Otro punto que quiero tocar, pero ya es con la autora, y son las descripciones de lugares/peleas. Sarah J Maas me fascina como autora, pero no sé si es por la traducción o si es su forma de narrar (aún no me he lanzado a leerlo en inglés) pero me costaba horrores seguir la narración de cuando describía un lugar o las escenas de peleas, como la final en el torneo. Tuve que seguir algunas pautas y luego dejar que mi imaginación volara a pesar de que sentía que no era tal-cual-sucedía en la narración. Pero equis.
Ahora, los personajes.
Celaena Sardothien me cayó pésimo al comienzo del libro con su petulancia, y eso hizo que me demorase en agarrarle el ritmo. Y en serio me demoré, porque de la mitad del libro a su final me tomó dos días acabarlo. Era muy petulante, y yo no me llevo bien con ese tipo de personajes/personas. Cuando por fin dejó esa faceta (o quizás yo me acostumbre) me agradó. Comenzó con el pie izquierdo conmigo pero finalmente me cayó bien; es inteligente, astuta, fuerte e independiente, a pesar de los dos intereses amorosos que se ven en el libro.
Dorian Havilliard es el príncipe heredero de Endovier, su padre fue quien prácticamente acabó con la familia y el pueblo en el que nació Celaena, por lo que ella no tiene en gran estima a dicho hombre ni a esa familia, pero Dorian demostró ser muy distinto a su padre y ello le llevó a ganarse el cariño de Celaena (llevándolo a cierto punto, cofbesoscof) Es carismático, divertido, seductor y un tanto mujeriego, por no decir celoso con cierta pizca de posesivo. En lo personal, amé a Dorian, soy #TeamDorian y hubiera querido que Celaena aceptara quedarse con él no obstante, comprendo que las razones que dio ella al final son válidas. ¡Aún así no pierdo la esperanza!
Chaol Westfall es el capitán de la guardia real, y antiguo lord ya que relegó su título para unirse a la guardia. Se toma bastante en serio su puesto; firme, sensato, reservado, un poco adusto y severo. Conforme avanza la trama y conoce más a Celaena demuestra una faceta más sarcástica y suave con ella. Obviamente, como Dorian, tiene sus momentos de celos cuando los ve juntos y da la excusa de que un príncipe no puede mezclarse con una asesina a pesar de que Dorian sea el patrocinador de Celaena. Él me encantó, pero Dorian me enamoró primero.
En cierto punto, el libro se me hizo predecible, sobre todo con ese personaje misterioso que no mencionaré. Claro, yo accidentalmente me hice un spoiler en la página wiki en inglés de la saga sobre uno de los personajes pero hubo algo al final de todo que, para quien sea astuto, se le hará obvio. Apartando todo eso de lado, el libro fue bastante adictivo, rápido, atrapante (a cierto punto) y me sacó muchas sonrisas y risas por parte de los personajes, si no también angustias y frustraciones. Todavía me siento algo confundida con ciertas cosas del mundo que creó Sarah, que espero ir comprendiendo a medida que lea los demás libros, porque sí: voy a continuar esta saga. Y ustedes no deben perdérsela.
Pd.: ¿Fui la única que shippeo el Chaorian?
Cuando inicié esta trilogía, no esperaba que se volviera especial para mí. Sobra decir que este segundo libro comenzó un poco extraño, digamos hasta flojo pero no me arrepiento de haberle dado esa oportunidad. Y aunque no lloré exteriormente, sentí un dolor profundo al acabarlo que en verdad quería llorar para desahogarme.
En el libro anterior quedamos en donde Harper Jane, ahora Paladín, había perdido a su amiga Bee en el cotillón de la escuela, su exnovio tomó el papel de mago ahora que su mentora Saylor murió y le traspasó sus poderes, y su archienemigo de la escuela, David Stark, se volvió el Oráculo que ella debe proteger y su novio además. Ahora, un hombre llamado Alexander apareció, tomando el papel de Éforo, indicándole a Harper que debe hacer un pleirasmo para ser una paladín completa, al mismo tiempo que le devuelve a Bee, hecha paladín también. Sin embargo las cosas con David no están funcionando bien por sus poderes de Oráculo, hasta el punto que terminan. Aun así, si Harper no completa el pleirasmo, podría morir. ¿Logrará hacerlo?
Creo que lo que más me dolió en este libro fueron tres cosas:
1. Harper y David ya no son novios. Ellos tenían una relación tan hermosa que, cuando terminaron, en medio de una carretera además, me sentí tan dolida (y un poco incómoda, si debo ser sincera) como si se tratara de mi propia relación (cosa que nunca he tenido pero debe ser igual de horrible). Por un lado entiendo que ser novio/novia y Oráculo/Paladín no debe ser tan fácil, en especial con la continua amenaza de que David llegará a un punto en que dejará de ser el chico que Harper conoce para convertirse en el Oráculo que debe ser. Son sentimientos encontrados muy fuertes.
2.Bee y Ryan llegan a tener una relación. Esto es algo que no me quedó claro al final, pero que en dado caso sí sea oficial, pues... que mal. Es decir. Bee es la mejor amiga de Harper, Ryan es el exnovio de Harper. Creo que a pesar de cómo acabó la relación entre Harper y Ryan, que tu mejor amiga y ex se enrollen es algo de muy... muy mal gusto. Porque está bien, tú no tienes nada con ese sujeto y ya no puedes reclamar algo, pero ver a tu mejor amiga compartiendo fluidos con la persona con la que tú habías hecho lo mismo...
Ugh.
Yo soy malditamente leal en las amistades, y espero lo mismo a cambio. Jamás podría enrollarme con un ex de una amiga, por muy guapo que sea, porque es algo que es intocable, sin importar los sentimientos que tu amiga haya tenido hacia ese sujeto (sea si fue una cita de una noche, o realmente estuvo enamorada de él). Bee en este libro me cayó de la patada, y mucho más con ese hecho.
3. David se va de Pine Grove. Sí, al final del libro el niño escoge huir de todo, dejando a Harper y los demás, incluido el mismo Alexander (que por cierto, es el único éforo que sigue vivo) para que tengan una vida normal, pues al no estar el Oráculo cerca, tanto el Paladín como el mago empiezan a perder su poder hasta convertirse en personas normales. Pero sigue siendo igual una puñalada al corazón porque no se va solamente la persona que debes proteger como paladín, sino la persona que amas con tu vida como chica. Eso fue algo que me causó un terrible dolor.
Muchas cosas suceden en este libro, aún más gracias a las pruebas que Harper debe cumplir por el pleirasmo. La más increíble fue durante una feria en la que ella va a la casa de los espejos, y ahí tiene una visión donde se ve a sí misma matar a David, justo lo que Saylor dijo una vez que tuvo que hacer el paladín con el Oráculo anterior para salvarlo de sí mismo. Es no solo una advertencia para Harper, sino para el mismo lector.
La verdad, no sé exactamente de qué forma irá a terminar esta trilogía, pero sí sospecho de que todos, absolutamente todos, acabarán sin poderes, y todo lo que es el oráculo, los paladines, los magos y éforos dejarán de existir. ¿Pero a costa de qué precio?
Esta segunda entrega vino con sentimientos mezclados, sorpresas inesperadas y la promesa de algo que probablemente me destrozará en el último y próximo libro.