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Necesito procesar esta historia primero. Es fuerte. Me siento destrozada. Me siento enojada. Me siento triste. Y me siento jodidamente orgullosa.
HOURS LATER
«A veces, la persona a quien más amas es la que más te lastima»
Para nosotros los lectores, podríamos transformarlo a “A veces, los libros que más amas son los que más te lastima” y estaríamos en lo cierto. ¿Cuántos libros no nos han hecho amarlos para después destrozarnos sin anestesia ni compasión? A mí me ha tocado unos 3. Y ahora este se vuelve el 4to.
No he leído nada de Colleen Hoover antes que este libro. Cabe destacar que ya empezamos con mal pie. No sabría decir si en el buen o mal sentido. It Ends with Us es uno de los más recientes libros que están dando hype total en la comunidad lectora sobre todo en inglés. Según mis conocimientos, porque es el revival de la autora luego de varios libros que no fueron tan famosos como sus antecesores. Pero se preguntarán, ¿de qué va It Ends with Us?
Preferiblemente, aconsejaría que lo leyeran primero, porque esto estará plagado de spoiler y es mejor, en este tipo de libros, hurgar en él sin tener idea de con qué te vas a encontrar. Léelo y luego vuelves.
¿Ya lo leíste? Entonces, preparemos los pañuelos porque puede que los vayamos a necesitar.
Todos somos personas que a veces hacen cosas malas. Supongo que eso es verdad en cierto modo. Nadie es exclusivamente malo, ni tampoco únicamente bueno. Solo que algunos se ven obligados a trabajar más duro en la supresión de su parte mala.
Las plantas y los humanos. Las plantas necesitan ser amadas correctamente para sobrevivir. Igual que los humanos. Dependemos de nuestros padres desde que nacemos para que nos amen lo suficiente como para mantenernos vivos. Y si nuestros padres nos demuestran la clase correcta de amor, resultamos mejores humanos en general. Pero si somos abandonados... (...) Si somos abandonados, terminamos sin hogar e incapaces de hacer algo significativo.
Ryle
Lily
Ryle
Atlas
—Esta mano —susurra—, es la más firme de todo Boston.
Hace presión detrás de mi cuello, inclinándome más sobre el mostrador. Su mano llega al interior de mi rodilla y la desliza hacia arriba. Lentamente. Jesús.
Separa mis piernas, y entonces sus dedos están dentro de mí. Gimo y trato de encontrar algo a lo que aferrarme. Agarro el grifo, justo cuando comienza a hacer su magia.
Y luego, al igual que un mago, su mano desaparece.
Lo oigo salir de la cocina. Observo mientras pasa en frente del mostrador. Me guiña, termina el resto de su vaso y dice—: Voy a darme una ducha rápida.
Qué bromista.
—¡Imbécil! —grito tras él.
—¡No lo soy! —contesta desde mi dormitorio—. ¡Soy un neurocirujano altamente capacitado!
—Si en el futuro... por algún milagro te encuentras en la posición de volver a enamorarte... enamórate de mí.
Atlas