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Cuando me lancé a leer este libro, al que le tenía ganas desde hace años, literalmente desde que se empezó a promocionar, no esperaba encontrarme con lo que el autor tenía para compartir.
Y es que... Wow!
Para una persona amante de los libros, de la literatura en general, “La noche en que Frankenstein leyó al Quijote” es por demás el mejor invento para alimentar el interés, fomentar la curiosidad, despertar la duda por cosas nuevas, y sobre todo, mostrar el chisme del mundo literario.
De esto va el libro en cuestión, de una serie de datos, en versión “Chismes que te cuenta un amigo en una tarde de chachara” sobre diversos autores, libros, personajes, sucesos literarios, desde los años III a.C.
Quedé encantada, y sin lugar a dudas se lo recomiendo a cualquier buen amante de la literatura, te deja un excelente sabor en la boca, y una hormiguita picando para que quieras saber más de cosas por el mismo estilo, de las que antes no sabías que necesitabas, pero ahora deseas descubrir.
“Y es que, por encima de formas y formatos, más allá de los rollos de papiro, los libros de papel o los lectores electrónicos, está la perenne pasión del ser humano por que le cuenten historias.”
La historia detrás de las páginas; en su mayoría datos curiosos sobre algunos autores. Unas historias son más interesantes, otras están mejor contadas, y alguna son menos obvias que otras. Sin echar a perder lo que se cuenta o menciona en cada uno de ellas, porque cada capítulo es bastante corto, y para abrir el apetito, se habla de autores como Austen, Shelly, Wilde, Shakespeare, Tolkien, Dostoievski, Swift, Shaw, Stoker, Cervantes, Dumas, Dickens, Conan Doyle, Verne, Rowling, y algunos otros que, casi seguro, me olvido.
Buena, interesante, amena. Me pregunto si habrá algo parecido para los del fandom del SciFi. Por el momento voy a tener que conformarme con las guías de lectura de ciencia ficción de Miquel Barceló; ¿quién sabe?, tal vez me terminan gustando a pesar de sus no tan buenas opiniones que me parece haber visto por estos rincones. A cada uno lo suyo, supongo.
Está bien, solo uno, un spoiler. Si no fuera por la hija de un editor de Bloomsbury, una famosa editora anglosajona, no se hubiera publicado "Harry Potter y la piedra filosofal" (por lo menos, no hubiera sido publicada por Bloomsbury). La niña, Alice Newton, quería saber más sobre este fantástico mundillo luego de leer el manuscrito que le entregó su padre. Este no parecía muy convencido con el estilo de la escritora pero luego, tal vez con poca fe y sin mucho entusiasmo, tomó la decisión de publicar mil ejemplares. Lo demás es historia. A mí todavía no me provoca comenzar con Rowling, tal vez porque los creo muy infantiles para mi gusto, pero estoy seguro de que muchos estarán agradecidos con la niña. Así que ahora ya saben, potterheads, cómo comenzó todo. De nada. Chau.