Ratings14
Average rating3.4
Llegué a este libro con expectativa, pues leí anteriormente ‘Siete casas vacías' y me fascinó Samantha. Me encanta haber descubierto este género -Suspenso? Terror?- y me encanta haberla descubierto a ella ✨pero volviendo a ‘Kentukis', el formato de cuentos intercalados me gustó mucho, siento que le da movimiento y nunca se vuelve monótono. Me gustó estar leyendo varias historias a la vez.
Tiene un inicio fuerte, que hace que sospeches el final. Me gusta que va dosificando la información y uno tiene que ir armando las piezas para comprender qué demonios es un kentuki, como primera interrogante.
Muy al estilo Black Mirror o Crónicas marcianas, propone varias situaciones con protagonistas distintos siendo o teniendo una especie de robot/mascota y al principio vemos “lo bueno”, las ventajas de esta tecnología pero conforme vamos avanzando en las historias, se va torciendo de una manera tan tangible, TAN POSIBLE que eso es lo que lo hace espeluznante. A pesar de ser algo que podia sospechar, a mi me pareció bien bajado y una que otra historia me trastornó jaja
Mi conclusión es una pregunta: POR QUÉ LOS HUMANOS NO PODEMOS TENER NADA BONITO!??? Siempre hay alguien que usa algo bueno para tomar ventaja o hacer el mal.
Achei interessante demais a ideia, mas fiquei na expectativa o tempo inteiro de um desenrolar mais.... desenvolvido? Acho que a forma que o livro foi construído me chamou atenção mas não conseguiu me prender muito no final das contas. Gostei das histórias e das relações que foram acontecendo “no mundo inteiro” e gosto de histórias que terminam um pouco mais em aberto, mas no fundo fiquei esperando um desfecho mais definitivo.
Schweblin se aleja en esta obra de su estilo tan particular, de su prosa enigmática. Jamás hubiera adivinado la autora de no saberlo de antemano. Desarrolla aquí una prosa más liviana, casi bestselleriana.
Dicho esto, creo también que el planteo de Kentukis resulta original y aborda una temática actual de escaso desarrollo en la literatura contemporánea. Si bien corporizada a través de muñecos manejados a distancia, la pregunta que atraviesa la obra -y que apunta al núcleo mismo del funcionamiento y la dinámica de las redes sociales (una de las cuales es esta misma)- es ¿por qué nos gusta ser vistos? ¿qué nos lleva a exponer nuestra vida privada en las redes sociales? ¿qué importancia tiene la mirada del otro -un otro anónimo- en nosotros?. Todas estas preguntas tienen también su lado B: ¿por qué nos gusta mirar, husmear en las vidas ajenas? ¿qué goce encontramos en espiar qué hizo Juancito de su fin de semana?
Las historias se entrelazan, algunas son mejores que otras, pero todas buscan aportar a la respuesta de estas preguntas. Schweblin intenta desentrañar estas nuevas costumbres modernas desde distintos enfoques y rangos etarios y su intento no es infructuoso.