Fue difícil y revelador, deprimente (Chomsky ya tenía el panorama completo de lo que iba a pasar en Gaza desde hace tiempo, y tristemente pasó), pesado y definitivamente necesario, al menos para mí, que sigo aprendiendo sobre estos temas. Plantea las problemáticas más importantes, sin contar sucesos más recientes, de una manera bastante general y fácil de comprender, pero que aún así es difícil de digerir.
La idea de Solaris, un planeta viviente, un organismo líquido de material incomprensible que puede alterar la ruta de traslación de su sistema solar con dos soles y copiar cualquier cosa que entre en sus misteriosas profundidades, me pareció genial. ¿Qué haría la humanidad ante algo que parece tener tanto provecho pero que no tiene ni un indicio de poder aprovecharse? Tal vez se escribirán libros por décadas de teorías sin probar, algunos dirían que el planeta tiene mente propia, que ejerce su identidad en el universo. Otros dirían que sus procesos son orgánicos, como una planta cósmica que sólo se puede apreciar. ¿Y si nos llevara siglos una tarea vacía, y si ese esfuerzo económico, intelectual, no diera frutos o indicios? Quizá el humano es una hormiga para el elefante que es Solaris. No nos nota. Es un vacío infinito e inabarcable que no puede ser explicado. Es un sinsentido más. ¿Qué dice de nosotros, sin decir nada, un lejano planeta que guarda silencio?
Varios de los cuentos fueron geniales y algunos me resultaron espeluznantes. Tiene gran capacidad de crear atmósferas a partir de dar contexto. Entiendo la razón de que se le considere un maestro del género e inventor de otro — el terror cósmico—, su actividad literaria comenzó en 1917... Vaya, no existía el cine tal cual. Desgraciadamente, para mí, las descripciones exageradas en cantidad y con mucho detalle, me suelen apartar del gozo de la lectura, es un problema que tengo con King también. No los considero malos escritores, al contrario, Las Montañas de la Locura me pareció una historia muy poderosa de Lovecraft, solo que la descripción detallada del entorno muestra que la frase de “show don't tell”, no cumple completamente el rol que se le atribuye. Me lo enseñó Ishiguro con El Gigante Enterrado. Es una de las narraciones más escuetas que he leído, y aún así, la recreación de emociones, sensaciones y atmósferas era muy intensa. Me gusta tener más trabajo como lector y creo que me sentí privado de esa oportunidad varias veces.
Conocí a Daniel por Twitter, gracias a la adicción que tenemos por el flavor y la narrativa del juego de cartas Magic: the gathering. Entre muchos correos y una absurda admiración de mi parte hacia su trabajo (ha escrito varias novelas y una infinidad de cuentos) Daniel me permitió la idea de hacerle algunas ilustraciones. Me emocioné mucho porque es la primera comisión que he tenido en este ámbito. Eso me llevo a devorar el libro y a ponerle máxima atención a las imágenes que crea. El libro es bellísimo. Habla de la virtud de contarnos historias a nosotros y a los demás, habla del valor de las comunidades diversas y la posibilidad de aprender de aquellos que son distintos a nosotros, encontrar fuerza en sus búsquedas. Terminé fascinado con los personajes, el world building (de fantasía prehistorica, algo muy inusual por sí mismo), la narrativa cruda y llena de mantras. Es genial y lo emocionante es que desde las primeras cincuenta páginas, ya tenía claras varias ilustraciones porque la novela tiene una identidad muy única.
Aunque pueda ser difícil recomendar este libro de Neal Stephenson, la verdad es que no me queda otra opción. Sí, es un libro denso de 850 páginas que se sienten como 1500. Sí, hay páginas enteras dedicadas a lenguajes de programación, a divagaciones tecnológicas y a sucesos tan puntuales en la historia, que puede ser fácil sentirse abrumado. Y se siente como si tuviera un público muy definido. Al no entrar en esta categoría el gozo del libro quizá no sea el mismo (sufrí con algunos capítulos). Y aunque había veces que el texto era muy pesado, otras veces fue ágil e interesante. Incluso muy entretenido. Me pareció un libro genial a pesar de las dificultades que me planteó. Pero entiendo, fue por las carencias propias sobre temas que el libro da por hecho que manejas. Y preparate a googlear como nunca lo has hecho en tu vida. Aquí vas a aprender miles de cosas. Y como plus, al final del libro viene un sistema de encriptación para usar con tus amigos frikis. Tal vez en buenas manos, las manos de alguien que conozca estos temas, pueda ser un libro mucho más ameno. Pero si consideras que tus conocimientos en matemáticas son tan vastos que puedes transformar actividades mundanas en complejas sumatorias de Riemann, si para ti cualquier triva histórica se resuelve haciendo memoria por unos segundos, tal vez el libro te pueda interesar. Esta historia tan vasta se trata sobre la segunda guerra mundial, su repercusión en cierto tipo de negocios de nuestra época y la relación de esto con la criptografía. ¿Qué es la criptografía? No tenía ni idea de que se trataba del arte de los mensajes codificados, su creación, su naturaleza y su envío. El libro demuestra que su importancia fue tal en la segunda guerra mundial que la victoria sobre los nazis fue prácticamente gracias a su eficiencia. Y es interesante ver sus repercusiones. Por ejemplo, ¿Como destruyes ciertos cargueros enemigos sin hacerle notar al enemigo que sabías perfectamente, en un inmenso mar como el Atlántico, donde estaban exactamente? ¿Como le haces creer al enemigo que no sabes nada? Tendrías que ser cuidadoso al decidir que batallas perder, cuales ganar. Es como ganar con trampa en el casino sin que la casa se entere. De esto va el criptonomicon. Es un libro grande de sucesos más que de personajes. Y a pesar de tratar un tema tan oscuro y triste como la guerra (que de hecho no analiza tanto la guerra de manera filosófica, es más bien un hecho que existe y que te exige usar tu cabeza o ser molido por esa lucha de continentes), la actividad más idiota de la humanidad, los personajes se dan un momento para componer algunas líneas bastante cómicas. Alan Turing, el matemático a quien le debemos la computación, tiene un rol bastante genial en ese libro. Es en este universo donde Waterhause, un matemático; Shaftoe, un soldado de primera línea en Filipinas y Andy, un hombre de negocios digitales en el siglo XXI, descubren que el mundo de la criptografía tiene más poder del que pensaban. Tanto para bien como para el mal.
Este libro me enseñó más sobre escribir que todos los años de educación de mi vida (y claro, porque nunca pude ingresar a letras). Que sorpresa leer a King sobre la labor del escritor. Es sorprendente que sea tan revelador, nunca imaginé que fuera tan sencillo, tan lúcido y crítico; ahora hasta sus ideas malas me parecen divagaciones válidas y hechas a conciencia en la labor del aquel que busca sorprenderse y describir. Es bastante honesto con sus capacidades y con sus métodos y no teme contar porqué han fallado varias de sus obras. Que grato saber que alguien puede ser tan transparente sobre su trabajo. Supongo que apela mucho a lectores novatos como yo, también lo recomiendo teniendo eso en cuenta.
La novela más perfecta que leído. Nunca me imaginé tan inmerso en la vida de los monjes franciscanos, intrigado por un crimen extraño y simbólico en medio de una abadía misteriosa que contiene una biblioteca prohibida. Una ambientación muy poderosa y culta sobre la época medieval. Sentí demasiadas cosas. Habla del fascismo, de la intelectualidad y la sabiduría, de la sobreorganización de aquellos que creen custodiar el saber, de la extrañeza de la religión, del lenguaje y los simbolismos y de cómo afectan nuestra historia. Un libro inmenso que crece más entre más lo piensas. Estoy muy impresionado y conmovido. Estos libros son inmortales.
Eso fue horrible en todos los sentidos. Pero aún así no pude soltar el libro, no pude, sobretodo en el final, porque tenía una esperanza de que las cosas salieran de manera diferente. Es brutal, desgarrador, cruel, me sentí morboso, viendo una película que ya no quería ver. Hay una fuerte crítica social a muchas cosas: la explotación laboral, la falta de entornos sanos y amorosos, el crimen organizado, el capitalismo y la alienación que produce, la injusticia. Y también había partes luminosas, las menos, que contrastaban de manera muy bella con la podredumbre: visiones exaltadas de la naturaleza, recuerdos bellos y extravagantes. La narración de Fernanda es muy poderosa y crea imágenes muy claras, sensaciones intensas, utilizando un narrador que me pareció bastante inusual pero, por la situación y los personajes, acertado. No volveré aquí y no sé si lo puedo recomendar porque no fue una lectura amena, porque en mi mundo ideal, los sucesos horribles solo deberían existir en la ficción.
Hay veces que no queda más remedio que susurrar lo triste. Hay un México que ocurre al fondo de nuestra felicidad, allá abajo, dónde la tierra ha enterrado a un sinfín de gente, dónde el amor encontró odio y dónde el miedo es un estado eterno. No sé cómo recomendarlo. Es espeluznante. Sufrí mucho y al final se me escaparon las lágrimas. No voy a volver a leerlo jamás. Hay tanto dolor aquí, tanta incomunicación, tanta distancia, miedo indiferencia, violencia, que no hay de donde agarrarse de cara al vacío.
Wow. Eso fue increíble. La orogenia es el poder de entender y manipular las piedras y las rocas, las placas tectónicas. Esta historia trata sobre esas personas. Para muchos los orogenes son monstruos, para otros son herramientas, pero ellos sólo buscan su lugar en el mundo. Hay temas muy fuertes aquí, como la perdida de un hijo (no es spoiler porque esto pasa al inicio de la historia), la perdida de identidad, la depresión y sobretodo el racismo y los métodos de control sobre un grupo específico de personas. Tiene momentos muy crudos. El mundo está roto por terremotos que han devastado todo y la gente lucha por sobrevivir. Hay mucha variedad de roles de género, incluso una relación poliamorosa con la que terminé muy encariñado. Es gráfico con lo violento y con lo sexual. No es fantasía para adolescentes, vaya. Tiene de los mejores personajes femeninos que he leído en mi vida y todo el dolor y las luchas de los personajes, sus reacciones y sus opiniones, se sienten auténticas y reales. Ahora entiendo porque la saga ganó tres premios Hugo. La recomiendo infinitamente.
Siempre he sentido una gran dificultad para calificar este libro. Además de que sólo soy malo para hacer reseñas. Y de hecho ha cambiado mucho mi percepción a lo largo del tiempo.
Antes de leer este libro yo confiaba en cierta manera en la izquierda. Pero sólo percibía a Estados Unidos como una fuerza maligna y nunca lograba articular porqué. Tal vez era mi idea de la ideología americana consumista la que me enfermaba, supongo que fue un periodo de mi vida donde veía todo desde el cristal del arte puro o algo así.
Cuando tuve este libro en las manos cambié de idea. Ahora notaba que quizás el capitalismo era un ente que había sido ensuciado por el mercado y que los americanos de aquella época (los que vivieron de primera mano la era dorada del capitalismo) eran personas que abogaban por el progreso y el trabajo honesto. Llegué a pensar que las cosas que ocurrían en el mundo era por que los “malos”, que estaban del otro lado del espectro, no aceptaban el cambio.
Después pasó el tiempo. Reconocí, que como dice mi novia, Rand se estaría retorciendo en su tumba
El libre mercado era un ente macabro que podría llevar a dos hombres al espacio en un capricho extraño y vivir de las armas. El libre mercado y la bolsa de valores tiran cantidades industriales de comida, necesitan imponer sueldos más “competitivos” para sobrevivir (¿y qué va a pasar cuando esos sueldos competitivos bajen tanto que no alcance para la canasta básica?), argumentos que parecían no tener respuesta por parte de los que ponen un pedestal a este extraño ente. Personajes que nunca parecían querer informarse, sólo sobresalir en un sistema en el que tienes que “lograrlo” a toda costa.
Resultó que ambas vertientes tenían una variante muy extraña: el humano. En ambos espectros el diablo hacía su obra y en ambos espectros las flores crecían tranquilas. Con el tiempo llegué a pensar que este sistema económico que tenemos era el que había ganado. Aunque hubiera ganado a costa de tantos días terribles y de tantas personas. Es decir, yo vivía en el capitalismo, irremediablemente.
Pero sentía que era imposible que fuera algo definitivo. Sólo el cambio lo era. Quizás aspectos tan sencillos como hacer gratuito el sector salud o hacer gratuita la educación podrían significar un cambio ideológico molecular (y más viendo los costos que pagan en ciertos países por estos servicios). Pareciera que ambos sistemas económicos eran capaces de mezclarse, cuando el poder económico e ideológico del lugar lo permitiera (o la presión de la gente lo hiciera realidad). Y el cambio o la adición de pequeños cambios con el tiempo me fueron pareciendo más y más urgentes.
Algunos años después aprendí que no puedo considerarme en ningún lado completo del espectro. En ambos lados hay trabajo que hacer y creer ciegamente en un sistema económico sería condenarlo con la ilusión de la perfección. Como dice la mayor en Ghost in the Shell: un sistema en el que todas sus partes funcionan igual está condenado a perecer.
Después de La Nausea (mi segunda novela del género) me pareció una novela filosófica más accesible que no cumplió su meta: enamorarme del capitalismo. Pero le agradezco algo: me hizo dudar de él y buscar entenderlo, como alguien que vive bajo su juego. Tal vez algún día comprenda y pueda hacer el menor daño posible con mis acciones.
Así como hice con Spinoza, y como le aprendí a alguien de por aquí, dejaré de calificar la filosofía y las novelas filosóficas porque me falta mucho, mucho para poder tener una opinión.
Eso me tomó tiempo. Pero fue divertido. Fantasía grandilocuente, compleja e intrincada. Personajes memorables y carismáticos, sencillos pero eficientes a la trama. Ahora entiendo el gusto de la gente por leer a Brandon; sabe prometer y esta saga pinta para algo inmenso que jamás he visto en el genero. Vamos a ver. Eso sí, el mundo, las imágenes extrañas que evoca, la naturaleza y las costumbres, son muy atractivas.
Berserk es mi manga preferido junto a la obra de Taiyo Matsumoto (Tekkonkinkreet, Ping Pong). Aunque dista mucho de parecerse al trabajo de dibujo tan estilizado del extravagante mangaka. Miura, un dibujante excepcional que mejora tomo con tomo, nos regaló una historia muy oscura, triste, violenta y tenebrosa sobre temas que pocas veces veo en el medio. Berserk habla de muchas cosas. La punta del iceberg, la parte que hace de vehículo, es la fantasía medieval: es una historia de guerras y batallas, de criaturas horribles que acechan a los débiles y de caballeros que buscan algo por medio de la espada. No te podría recomendar este manga sólo por eso. Pero en lo profundo la historia siempre me pareció que trataba sobre personas y sus sentimientos. Uno de los temas que más me ha enganchado a esta tragedia es el de cómo superar el trauma físico y emocional. Los personajes son ultrajados, violentados y viven con ello paso a paso, soportando mucho y viviendo poco y eso fue algo que me pareció hace a esta historia tan humana y tan memorable. No es masoquismo, es un proceso de sanar que tristemente no concluyó pero que ya tenía varias décadas de esfuerzo. Lo más increíble es que este trauma es el resultado de otra dinámica muy interesante que Miura maneja de manera genial (con simbolismos y sutilezas que me siguen sorprendiendo): la crítica al deseo absoluto por una meta o la obsesión con los sueños. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar alguien con sueños? ¿Lo seguirías sin cuestionarlo? ¿Qué tantos sueños tuyos se cumplirán a través de esta meta tan gigante a la que perteneces por pura convicción? Nadie te ha rogado, no te han suplicado, has seguido un sueño mayor porque no sabes quién eres o porqué sigues buscando. Todos estos cuestionamientos enriquecen esta historia. Crece el cariño hacia los personajes y resuena con el dolor propio. Es una catarsis saber que nunca sufrirás así, pero es una catarsis sin alivio. Es una moraleja oscura.
Otra lectura interesante que tiene el manga es el homenaje a numerosos géneros literarios. Parece increíble que Miura logre ensamblar tantos temas y géneros en una sola historia. Hay referencias al fariy tale, el género tan antiguo en la literatura fantástica. Hay referencias exquisitas a Lovecraft y el terror cósmico, hay referencias a las novela de piratas de Stevenson (aunque este arco no haya sido tan bueno), referencias a Tolkien e incluso al Infierno de Dante, un camino al que pocas veces ha vuelto la fantasía de nuestros días, tan apegada a la mitología nórdica.
Del dibujo no hay mucho que decir. Miura es uno de los mangakas más respetados del medio. No le tenía miedo a dibujar mil armaduras de soldados en perspectivas imposibles. Su detalle es irreal. Según vi en las fotos de su estudio, le dedicaba demasiado tiempo a comprender el dibujo de miles de cosas: barcos, esqueletos, figura humana, estructuras y castillos, todo, todo le quedaba exquisito. Por todas estas razones fue tan triste la partida de Miura. Leí por ahí que la historia le rondaba desde los 16. Me pareció muy tenebroso que pudiera vivir su adolescencia pensando en una historia así. ¿Le habrá pasado algo parecido a Miura? Me entristece pensar que el manga haya sido su exorcismo. Ojalá y nunca haya sido así. Quizás es ese mito y respeto que irradia la figura del mangaka la que lo enaltece. Una persona que se enfrenta a una labor tan difícil y tan solitaria. Es por el profundo amor que profesan por el arte de contar historias que enternecen tanto a sus lectores. Miura era uno de ellos, mejorando por placer, escribiendo y pensando en su historia, una que no pudo terminar. ¿Vale la pena leerla aunque el final no llegue nunca? Sí. Vale tu tiempo.
Increíble dibujo de Guarnido. El flujo que llevan los paneles y la intención que se imprime en cada uno son por sí mismos impresionantes (volveré aquí por consejos cuando empiece a dibujar mi cómic). Sumado a todo esto, la clásica historia noir de un detective desafortunado, escrita por Díaz Canales, vuelve a Blacksad una genialidad de comic y un referente obligado del medio (personas más enamoradas de los cómics que yo, lo ven como un must). Parece ligero en la superficie pero tiene muchas referencias a música, cultura beatnik, literatura —hay una referencia sobre el rollo dónde Kerouac escribió On the Road y una sobre Allen Ginsberg, apropiadas para la época— y sobre el arte en general. También hay reflexiones sobre problemas raciales, conservadurismo y capitalismo.
No sé cómo explicarlo, pero eso fue hermoso, profundo y extraño a la vez. La delicadeza y el tiempo que toma para desarrollar la revelación final, es un trabajo tan minucioso y oculto que, las páginas finales, llegaron tan inevitables y dolorosas que preferí no leerlo en un lugar público. Así de poderoso. Es lento (lo siento, pero para mí no descalifica este adjetivo en el arte, hay veces que suma mucho) y atmosférico; te lleva con paciencia por un camino insospechado. A pesar de que parece escueto y lacónico con sus descripciones, me vi a mi mismo aportando mucho a la imagen que el escritor apenas se encarga de perfilar con maestría. Hace rato no leía algo que me obsequiara la deliciosa tarea de imaginar más por deleite que por la inseguridad narrativa de la novela (que no es nada despreciable, es algo humano).
Me pareció genial sentirme inmerso también en la niebla que flotaba por el aire de aquel país legendario, obligado al olvido.
No sé que decir de Onetti. Sus descripciones me parecieron manjares imaginativos, y aunque requieren esfuerzo del lector (o de lo contrario te irás con las manos vacías en varios párrafos o enunciados, como algunas veces me pasó), cuando se logra esta comunión con su lectura es una experiencia reveladora pero que hiere. Onetti habla de los viejos sucios por elección, de los hombres con enfermedades obtenidas arbitrariamente, personajes de más de cincuenta años que no hicieron nada en su vida más que sentarse a fumar y ver la vida intentando hacerlos trizas, sociópatas que piensan en silencio en cabezas abiertas y heridas definitivas. Y otras cosas peores, urdidas siempre por el género masculino que el lector tendrá que enfrentar. Me pareció un ejercicio difícil de empatía y casi nunca se logró. No sé si recomendaría esta lectura. Al terminar el libro sentí un pequeño alivio. Pero supongo que la lectura no siempre me traerá satisfacción. Pero eso no significa que me haya parecido una mala lectura. Lo imagino como ver las cosas con los ojos del diablo. Algo así.
Mi primer novela de Stefan Zweig. Me pareció muy bella. El día estaba delicioso cuando la empecé y el mar veraniego que se describía me puso en un estado que por suerte se mantuvo conmigo todas las páginas. Esta novela es apenas la segunda del género o del tema del ajedrez que he podido encontrar, y está vez, para sellar en definitiva mi amor, me dedicaré muy ociosamente a encontrar más.