To Kill a Mockingbird

To Kill a Mockingbird

1960 • 323 pages

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15

Me quiere sonar que leí este libro por primera vez con 10 u 11 años poco después de que mi padre me pusiera la película. (¿Se puede amar más esta adaptación y a Gregory Peck? Lo dudo la verdad)

Mis recuerdos tanto del libro como del film estaban impregnados de nostalgia y de aquel olor a verano tan especial... y ya se quedó entre mis libros favoritos de la historia.

Siempre he tenido en mente darle una relectura y pero nunca he encontrado el momento... hasta ahora, en el parón lector más largo que he tenido en años, me dio el ramalazo por las historias del Sur del Estados Unidos Profundo, y cuando voy a buscar listas de libros..., sorpresa, sorpresa sorpresa, dentro de la categoría del “Southern Gothic”, que se podría traducir como Gótico Sureño o Gótico Americano, aparecía Matar a un Ruiseñor, así que aproveché y me lancé de lleno a esta relectura de confort.

Ha sido una aventura reencontrarme con los protagonistas de esta historia, tanto Scout, que no deja de parecerme increíble la imagen de una niña tan moderna, independiente y creíble en plenos años 30. Y como no, Atticus Finch. Cuando mi padre me introdujo en la historia me presentó a Atticus Finch como lo que es, el ejemplo de hombre recto y consecuente con sus ideas en todos los ámbitos de su vida y el profesional que todos los abogados deberían aspirar a ser. Es imposible no admirarlo y adorarlo. Si alguna vez te encuentras en un dilema, pregúntate ¿Que haría Atticus? Y acertarás.

La historia ha envejecido de lujo para mí; cuando la leí por primera vez me sorprendió ver que se parecía casi más a una novela de Los Cinco que a un libro de personas mayores, y me sentí muy orgullosa de comprender la parte del juicio muy bien. (Siendo justos ya había visto la peli unos meses antes con mis padres al lado explicándome las partes difíciles, pero oye el esfuerzo estaba ahí).

Revisitar desde un punto de vista adulto estas anécdotas de los niños ha sido muy divertido y me han sorprendido partes que no recordaba o que directamente no entendí, tanto del día a día de los niños como del conflicto principal de la novela.

Como ya me ha pasado con algunos clásicos, alucinas con lo adelantada que estaba la visión de la autora respecto al racismo y a la sociedad sureña actual de EEUU de aquel momento. Se nota que toda la revolución de los derechos civiles estaba ya ahí, pero como Lee pone palabras en la boca de Atticus y los propios niños, sobre la igualdad de derechos entre seres humanos, es estremecedor.
A ojos de hoy choca la naturalidad con la que se convivía y ejercía el racismo (y el clasismo) y como se despreciaba a cualquier estrato de la sociedad que no fuera el tuyo, incluyendo a las personas de raza negra, la clase trabajadora y la famosa basura blanca.

La crítica a la doble moral sin sentido de la sociedad americana sigue vigente, aunque está claro que no a la misma escala, es triste ver que se ha evolucionado muy poco en algunos sentidos.
Pero esta novela es un rayo de esperanza para aquellos que creemos que merece la pena luchar para conseguir un cambio que todos seamos un poco más iguales que que hace unos años.

En momentos oscuros creo que merece la pena recordad la cita del gran Atticus:
“El hecho de que hayamos perdido cien años antes de empezar no es motivo para que no intentemos vencer”

April 17, 2022