The Woman in Me

Este es un libro en el que se nota la falta de pericia escritural de su autora, ya que tiende a ser repetitivo, disperso y a veces circular. No soy lector de memorias, así que no tengo demasiados puntos de comparación más allá de otro par de libros, pero ese no es el punto, para nada. No vienes aquí a encontrar a una escritora, sino a acercarte a la verdad de lo que le pasó a Britney contado por sí misma, finalmente usando su propia voz.

Si lo lees con esos ojos, con los ojos de alguien intrigado por conocer qué fue de la chica apenas unos años mayor que tú que se adueñó de MTV en tu adolescencia y que te enamoró al punto de llenar tu cuarto con sus pósters y tus pantallas con sus videos y que de repente pareció descender a la locura, desaparecer, ser olvidada y resurgir en medio de teorías de conspiración (que resultaron ser ciertas), y extraños bailes con cuchillos... solo así puedes quizás entender que esta es la historia de alguien que necesitaba rellenar todos esos vacíos que la mentira, el poder, y el abuso perpetrados por un padre maldito y una familia cómplice perpetraron en ella durante trece horrorosos años de encarcelamiento, automatización, infantilización y no-vida.

Al final, es imposible contener algunas lágrimas de compasión en los momentos más duros y más increíbles de su historia. Fui fan acérrimo de Britney Spears cuando salió su primer disco y también durante el segundo y parte del tercero, después la vi con asombro en algunos momentos posteriores: Para mí fue la schoolgirl que sacaba la lengua en cada “L”, la diosa fantástica de látex rojo, la Lilith sudorosa bailando con serpientes, la cambiaformas semidesnuda tras un traje de estrellas transparentes. En fin, Britney Spears fue siempre para mí uno de esos muchos estereotipos de belleza femenina y perfección obnubilante, aunque le perdiera el rastro y me riera, como tantos otros indolentes, de su versión de mujer desquiciada y rapada, amenazante con su paraguas. Que tan poco entendimos a Britney, al mundo desquiciado del showbusiness, a las mujeres.

Me quedo con una extraña mezcla de vergüenza de segunda mano (perdonen el calco del inglés) por todo lo que le hicieron, un sentimiento enorme de compasión hacia ella y hacia todas las mujeres que han sufrido en silencio horrores como el suyo (recomiendo revisar aquí un horror similar vivido por Camille Claudel a manos del hijo de perra de Auguste Rodin), y con una gran admiración por la fuerza que tuvo esta mujer para no matarse y dejarse borrar.

Para cerrar, me quedo con una cita que resume la principal enseñanza que nos deja su historia: “Recuerda: tú lengua es tú espada.”

No te dejes borrar.