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From one of Moldova’s most celebrated writers, The Summer My Mother Had Green Eyes is a complex coming-of-age story unraveling the fragile, complicated, redemptive relationship between a mother and her son.
Aleksy still remembers the last summer he spent with his mother in Northern France. At eighteen, eager to fly the nest and escape a family still grief-stricken by the death of his sister years earlier, these lazy months in the countryside are akin to torture. And then, his mother tells him she’s dying.
Fourteen years later, at the urging of his psychiatrist, Aleksy relives the memory of the summer when everything changed, shaken once again by the emotions that besieged him when they arrived in that small French village. For fans of Claire Keegan and Elena Ferrante, this is a story of reconciliation, of three months in which mother and son finally lay down their weapons to make peace with each other and with themselves.
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El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Țîbuleac.
Tremenda novela. Ágil, emotiva, directa, triste, alegre, cruda.
Ha sido una gozada de lectura.
“Los ojos de mi madre eran mis historias no contadas.”
Esta novela nos cuenta el verano que Aleksy pasó con su madre de vacaciones en Francia. Pero no solo nos cuenta eso. Nos habla de una familia desestructurada por las carencias, nos habla de la pérdida, de la inmigración, del daño que puede causar la falta de afecto, de humanidad, de salud mental y del esfuerzo del narrador por desenmarañar la suya.
Tal vez no cuente nada nuevo. El lado bueno de la novela es la maravillosa forma de narrar. La belleza de las metáforas con las que Aleksy describe a su madre, las relación que establece con el pueblo durante el verano, como avanza de forma que apenas se intuye las circunstancias de su presente. Las palabras se articulan con una belleza que me ha ganado, pese a sus momentos de simplicidad.
Ahora viene lo malo: la evolución del narrador y el protagonista. La historia empieza de forma brusca con un odio y un lenguaje de lo más visceral y la transición de ello a la belleza serena que adquirirán más tarde los pensamientos de Aleksy se hace de forma demasiado brusca, sin un cambio lo suficientemente gradual, haciendo que la lectura chirríe un poco.
No obstante, ha sido una lectura muy agradable. Corta, sencilla y muy bella. Una perfecta despedida agridulce al verano.